Contacto Agro-Industrial Agroindustria: motor económico, desafíos estructurales y un potencial de crecimiento extraordinario

Agroindustria: motor económico, desafíos estructurales y un potencial de crecimiento extraordinario


Fuente: Fundación FADA – Presentación en Congreso Aapresid 2025

El aporte de las cadenas agroindustriales (CAI) a la economía argentina es decisivo. Según la economista Antonella Semadeni, en 2024 la actividad económica del país cayó un 1,5%, pero sin el aporte del agro la contracción habría sido del 4%. Esto demuestra que el sector funciona como amortiguador de crisis y motor de recuperación.

Exportaciones: el gran generador de divisas

La agroindustria aporta 6 de cada 10 dólares que ingresan al país por exportaciones, siendo uno de los pocos sectores con superávit comercial junto a energía y minería. Entre enero y junio de 2025, las exportaciones de cereales y oleaginosas crecieron un 34% respecto al año anterior. Sin embargo, el saldo comercial total cayó un 74%, reflejando el impacto del incremento de importaciones y otros factores macroeconómicos.

Históricamente, el sector de granos y oleaginosas ha demostrado su capacidad para generar divisas de manera sostenida, con picos como el de 2022, cuando las exportaciones superaron los USD 40.000 millones.

Empleo: 2 de cada 10 puestos privados

Las CAI generan el 20% del empleo privado del país. Este impacto no solo se da en las zonas rurales, sino también en las ciudades, donde la industria alimentaria, la logística y los servicios conexos multiplican oportunidades laborales.

Presión fiscal y rentabilidad

El agro es uno de los tres sectores con Tasa de Asistencia Efectiva (TAE) negativa, junto a alimentos y bebidas, y energía y minería. Esto significa que la intervención estatal reduce el valor agregado del sector, a diferencia de otras actividades. La alta carga impositiva se explica en gran medida por los Derechos de Exportación (DEX), que afectan fuertemente a las provincias productoras: en 2024, Buenos Aires perdió USD 1.667 millones, Córdoba USD 1.394 millones y Santa Fe USD 1.089 millones por este concepto.

Pocos países en el mundo aplican DEX de la magnitud que soporta Argentina, lo que limita la competitividad y desalienta la inversión.

Políticas públicas para liberar el potencial

La Fundación FADA identifica una serie de medidas clave para potenciar el desarrollo:

  • Eliminación gradual de retenciones.

  • Apertura de mercados internacionales.

  • Reducción de impuestos distorsivos.

  • Inversión en infraestructura de transporte.

  • Mejora de la conectividad rural.

  • Avance en genética, fertilización, riego y seguros.

  • Impulso a carnes y biocombustibles.

El potencial productivo en cifras

Si se aplicaran políticas que mejoren la rentabilidad y la adopción tecnológica, la producción de granos podría aumentar un 56%, alcanzando 213 millones de toneladas. Este incremento provendría de:

  • +15% en superficie sembrada.

  • +37% en rentabilidad.

  • +37% en rindes por cierre de brechas productivas.

  • Más uso de tecnología, fertilizantes y semillas de alto rendimiento.

  • Mayor implementación de riego.

Además, se proyecta un aumento significativo en la producción de carne bovina y porcina, mayores cortes de biocombustibles (biodiésel y bioetanol) y más industrialización en aceites y harinas.

Impacto económico y social proyectado

En un escenario de impulso productivo, el valor bruto de la producción de granos alcanzaría los USD 56.868 millones al décimo año, con un impacto del 3,9% en el PBI. Esto generaría:

  • 2,8 millones de nuevos fletes, equivalentes a USD 2.291 millones.

  • Crecimiento del mercado de insumos a USD 6.693 millones.

  • Inversiones en maquinaria por USD 964 millones.

  • 683 mil nuevos empleos privados, con una masa salarial adicional de USD 7.984 millones.

  • Reducción del desempleo: la mitad de los desocupados podría acceder a un trabajo.

Conclusión

El agro argentino no solo es vital para la estabilidad macroeconómica, sino que posee un potencial de expansión enorme si se crean las condiciones adecuadas. Reducir la presión fiscal, invertir en infraestructura y abrir mercados son pasos imprescindibles para que este motor económico despliegue toda su capacidad. El desafío es equilibrar las necesidades fiscales de corto plazo con una visión de largo plazo que promueva la competitividad y el desarrollo.


Fuente: Fundación FADA – Presentación en Congreso Aapresid 2025, Antonella Semadeni.


Fecha: 11/08/2025

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